domingo, 23 de febrero de 2014

El otro día, una niña me observó.
Curiosidad. Quería saber más. Ir más allá. Igual quería saber si tenía hermanos, o animales en casa. Igual quería saber si vivíamos cerca, o lo lejos que he llegado a viajar. Puede que solo se preguntase que cómo me llamo, o cual es mi edad.
Me pasó hace días, y sigo pensando en ello. Cuán grande puede ser cada mundo, de cada persona, y lo pequeño que se hace directamente a lo rápido que creces. Cómo se pierde tanto, el impulso enorme , la gigante capacidad que todos tuvimos de pequeños, de querer vivir, de querer conocer, y de querer hacer. Deberíamos aprender de los niños tanto, son nosotros. Reflejan nuestros miedos, nuestras inquietudes, pero no nuestra valentía.
Un niño, no piensa qué no puede hacer.
Simplemente lo hace.
Pero no todos lo hacen a la primera.
xx.

No hay comentarios:

Publicar un comentario